27 Mayo, 2013 – 21:31
Credito:Elizabeth Ruiz Jaimes / El Economista
Foto EE: Elizabeth Ruiz Jaimes
En México y en Estados Unidos se busca a un socio capitalista decidido a apostar un par de millones de pesos para lograr la vacuna contra la aterosclerosis, una propuesta de solución terapéutica que surgió después de 10 años de estudio.
“Si entramos por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos), yo creo que tardaremos un par de años… por el 2015 (ya estaremos) con pruebas de seguridad en humanos”, dijo emocionado el investigador Jaime Mas Oliva.
El científico con 35 años de servicio en la UNAM explicó que la vacuna ya resultó positiva en conejos.
En Estados Unidos se descubrió la proteína transferidora de ésteres de colesterol (CETP por su sigla en inglés), la cual fue motivo de interés para Mas Oliva y su equipo en el Instituto de Fisiología Celular.
La CETP está en relación con el desarrollo de la aterosclerosis, es una proteína formada por más de 300 aminoácidos y “mala”, ya que fija el colesterol que ya iba de salida del organismo en las células.
“Hemos estudiado toda la cinética de transporte, su estructura y nos hemos concentrado en 12 aminoácidos, en la colita de la proteína, que es clave para el transporte de lípidos (o grasas)”.
MOTIVO DE PATENTE
Jaime Mas patentó esos 12 aminoácidos desde hace siete años en Europa y en México (primero en Europa y luego en el país, aunque el trámite inició primero en este último, explicó), desde hace cinco años en Estados Unidos y está en trámite en Canadá.
Gracias a los 12 aminoácidos, Mas Oliva encontró la forma de medir la presencia de la CETP, un indicador del riesgo que se tiene de llegar a la aterosclerosis, lo que daría pauta a los médicos de qué tan agresivo debe ser el tratamiento de las personas que ya padecen la enfermedad.
“Lo más sencillo es realizar el kit de diagnóstico, tenemos la receta y ya casi está listo, pudiera estar autorizado en un año en el mercado”, dijo. Además, refirió que para un socio capitalista, esta innovación tecnológica ya es un hecho y que “a la hora del retorno de la inversión, ésta sí se puede ver más cercana”.
Hasta ahora, la aterosclerosis puede ser diagnosticada recién cuando aparecen complicaciones. Los estudios útiles para evaluar el grado de la afección son las ecografías, las tomografías y las arteriografías, pero con la patente del kit y un inversionista, pronto podría haber en el mercado otras herramientas de detección y prevención.
LA RUTA DE LA VACUNA
Después de encontrar la receta para medir la presencia de la CETP en el organismo, llegó el desarrollo experimental de una vacuna terapéutica de aplicación nasal, la cual al ingresar a un cuerpo provoca que éste genere anticuerpos que atacan a los 12 aminoácidos y a la propia proteína, pues los defensores del organismo la identifican por tener en su estructura a los “enemigos”.
“Agarramos el segmento de 12 aminoácidos, lo pusimos en una preparación muy especial de lípidos para mantener su conformación y lo administramos a conejos vía nasal dos veces por semana, sin intervención de agujas”, comentó.
Durante ocho meses, realizaron el experimento “y resulta que los conejitos que fueron alimentados con altas concentraciones de colesterol… no presentaron depósito de colesterol en las arterias, y los conejos que no fueron vacunados desarrollaron unas placas heterogéneas impresionantes (con predominancia de depósitos lipídicos y de colesterol”.
Luego de ver lo positivo del experimento y como promesa tecnológica, comentó: “Me encantaría ver este desarrollo aplicado a la población de México, y en el mundo”.
LA EMPRESA… ESTÁ EN SAN DIEGO
Pero para llegar a eso “se requieren muchos millones y en México, la verdad, Conacyt y la UNAM no le entran… entonces lo que hice fue desarrollar con otros tres socios una empresa, Hamol Biosolutions LLC”.
Jaime Mas Oliva informó que la empresa está establecida en San Diego, en Estados Unidos, en espera de un socio capitalista, y que está lista desde hace dos años porque “esperábamos el proyecto correcto, y éste es el proyecto correcto”.
Para avanzar en la búsqueda de un socio capitalista, la empresa ya le solicitó a la UNAM que le diera la oportunidad, mediante convenio firmado en abril de este año, de explotación de esta invención.
El investigador dijo que “el empresario mexicano es bastante renuente a meter recursos a estos proyectos de ciencia y menos si no se le garantiza el retorno rápido y de porcentajes muy altos de su inversión”.
Aun considerando los años de investigación y todo lo que implicó obtener la receta de la vacuna, ésta resulta muy barata. “Lo que a mí me importa es que este conocimiento básico se cristalice y sea de beneficio social, con eso yo ya me puedo dedicar a otra cosa”.
elizabeth.ruiz@eleconomista.mx